jueves, 30 de octubre de 2014

Nos

Supongo que somos tan iguales porque cada uno tenemos nuestra forma de ver las cosas. No nos suele gustar lo mismo, pero cuando pasa, lo apreciamos mucho. Será porque vemos en eso partes de los dos fusionadas, y eso nos gusta. Nos representa. Una canción, un dibujo, un concepto; nos gusta compartirlo con el otro y saber si se identifica con ello, como nosotros. Y nos gusta que pase de mío o suyo a nuestro.
Siempre he tenido miedo a decir la primera persona en plural, ya que durante toda mi vida me he sentido única, y por decirlo de alguna manera –excluyendo el sentido peyorativo–, sola. Naufragando en busca de la palabra correcta, nunca he sentido pertenecer a alguien que me pertenece, ya que nadie nunca me ha pertenecido. Me refiero a formar parte de algo, del mundo de alguien. Nunca ningún chico me ha hecho una prueba de cariño, hasta ahora.
Estoy en su universo, en su cabeza, y todo lo que pasa lo comparte conmigo, y yo con él.
A veces me gustaría quedarme en Madrid para disfrutarle.
Es difícil tener algo así a distancia. Saber que está allí para ti, pero no aquí, a tu lado. Es esperanzador y motiva, pero hay ciertos momentos que lo único en lo que piensas es en que esté tumbado contigo, compartiendo el silencio más lívido y la plenitud que ansias tanto y recuerdas cuando estás con él.
Ahora que estoy aquí cerca de él disfruto todo lo que puedo. Y supongo que él hará lo mismo. Intentamos a toda costa sacar tiempo libre y estar los dos. Y volver a ser nosotros.
La palabra nosotros es dura para mí de decir, pero supongo que es todo lo que quiero y espero de él. Solo quiero vernos juntos –en el espacio–. El uno al lado del otro, cerquita. Y ser nosotros.
Sé que me reitero con el "nosotros", pero es porque lo aprecio muchísimo, soy feliz. Por fin.
Cuando estamos cerca, intento aprovechar de todo el tiempo posible para poder echarle de menos en París hasta la saciedad. Porque no hay nada más bonito que extrañar algo que te está esperando, que seguramente, cuando pase, será igual o mejor de lo que esperabas.
Y eso es lo que nos pasa. Incluso el hecho de alejarnos nos ha acercado un poquito, y nuestras canciones o nuestras aficiones en común se intensifican. Y no sabéis lo que se siente con eso. Siempre he sido de las de "ojalá...", pero ya no. Hay veces que cuando algo ya es tuyo pierde el interés. Pues en mi caso va totalmente invertido. Me da hambre. Me da ganas de acercarme aún más, de compartir más cosas, de ser nosotros. De hacer muchas cosas nuestras. De recordarnos. De acordarnos de nosotros.
Lo que no me gusta del pronombre "nosotros" es que en él hay "otros", y en nuestro caso no es así. No nos hace falta nadie más. Él y yo. Nos. Y ya está.