martes, 18 de enero de 2011

Abre los ojos, vamos a soñar despiertos.

Hoy es lunes, y no estoy triste. ¿Por qué será? Tú lo sabes. Yo también lo sé. Cualquiera me diría "es porque te gustan los días de niebla" o "es porque tienes pocas horas de clase", pero se equivocan. Tú y yo sabemos el porque de este bienestar, de esta sensación tan extraña que creo que nunca he sentido. Y ahora es cuando dicen "¿Amor?". Y yo qué sé, no sé lo que es eso. El corazón no viene con instrucciones. Pero si lo que siento es amor, me gusta. No me encanta, pero me gusta. No me encanta porque encantar suele ser un sentimiento preciso en el tiempo, delimitado y que escasea. Por eso me gusta, porque dura. Porque ahí está, en mi cabeza, apareciendo de vez en cuando, como un holograma. Y me hace sonreír. De esas sonrisas que acompañan una cara de tonta y de las que la gente se suele burlar. Pero... ¿sabes? lo necesitaba. Necesitaba cambiar. Necesito mirar a la ventana y pensar que existo por y para alguien, y que ese alguien existe por y para mí, o incluso despertarme junto a alguien con quien me gustaría pasar el máximo tiempo posible en mi vida.


Pero tengo miedo. Miedo de que algo salga mal, ya que no acostumbro a esas cosas. Miedo a no ser suficiente. 
Pero... ¿sabes? voy a dejar toda esa parte negativa de lado y aprovechar el momento. Por fin consigo lo que quiero y no voy a malgastarlo en llantos y frustraciones.