miércoles, 26 de noviembre de 2014

Otoño en diciembre

Joder, te llevaste el sol.
En la cúpula llevan retumbando gotas desde que cogiste el avión,
desde que volví a casa.
Me dejaste otra vez en caos,
me dejaste tu almohada.
Me pica la espalda.
Ya no quiero abrir la ventana.

No quiero apagar la luz, por si te me escapas.
Por si te oigo, por si escucho el espejo.
Por si veo la extensión de ti que me congela
y me pone nerviosa.
Y al verme cabizbaja, arrepintiéndome de ser tu modelo
tú saques esa media sonrisa.
Y me beses el cuello.

El eco de las gotas cada vez es más fuerte,
y me recuerda que aquí ya no hay nada.
¿Quién sino coloreará los árboles de este otoño tardío que nos está viniendo
si no es el sol que te has llevado a casa?
Los pies fríos abrasan. Aún con calcetines.

Ojalá una canción para ti.
Para que mates ese complejo.
Ojalá un vals para ti
y perderme contigo una vez más
en nuestro París.

Esto es medio improvisado
ya que mi mente precaria funciona así
suena Piano Man en mi cabeza
como si quisiera sonar aquí fuera.
Para ti.